En la meditación Budista existen tres niveles progresivos. El primer nivel es el de la concentración, que es la armonización del flujo de atención hacia un punto por un tiempo. Este punto de atención puede ser la respiración u otro objeto que escojamos. La concentración es un foco tranquilo y sereno que se puede mantener de forma natural.
El segundo nivel es el de la absorción. Es cuando se intensifica nuestro foco y la experiencia de agrado y gozo del anterior nivel de concentración. Esta absorción es un estado lúcido y de profundo contento donde se experimenta a la mente de forma ligera, natural, sin distracción ni pensamientos habituales.
El tercer nivel es el de percatación. Esta es la culminación de la meditación y se da cuando contemplamos más claramente algún aspecto de nuestra experiencia para así generar una compresión más cabal de ella.